sábado, 7 de julio de 2012

Tengo las secuelas de un cobarde...



Noches en las que mi cabeza no paraba de rogar, salir de aquí,
gritos en mitad del silencio anhelando piedad,
lágrimas secas que mojaban el suelo con cada paso que dejaba atrás,
personas que no miraban más de la apariencia,
personas que jamás se pararon a preguntar si realmente estaba feliz junto a ellos...
Ahora tengo un vacío que no voy a llenar,
echo de menos cosas que nunca llegaron a suceder, y otras que ocurrieron en mi cabeza, extraño esos días en los que parecía que no había nada más, simplemente una calma que reinaba,
no había que preocuparse, esos momentos...

Ahora solo me tengo a mí, que irónico,
y solo me quedan mis palabras de consuelo,
y solo me queda una habitación vacía,
no hay humos, no hay luna, ni paseos interminables,
no tengo calma, ni cielos naranjas, no hay querida,
ni besos en falso...
Hoy no se cuentan historias, no me sé la vida de nadie y nadie me escucha, ya no existen los amigos de la infancia,
los primos se fueron alejando,
no hay aventuras nuevas, no hay ganas de continuar,
no hay orden, ni motivación,
solo polvo de lo que antes era una vida...

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