viernes, 19 de octubre de 2012

Las huellas de tus lunares...

Empecé a escribir sobre ti, sobre tus tatuajes, tus ojos, incluso mencioné tu sombra,
me pasé un día entero cada uno de los rincones de tu cuerpo, y las horas que podía llegar a estar en cada uno de tus lunares,
incluso recuerdo una carta que escribí a tus ojos marrones, y ellos me miraban fríos, pero llenos de lágrimas, y esas lágrimas salieron de tu alma...
Podía estar recordando las caricias de tu pelo sobre mi pecho mientras que duermes, o el ritmo de tu respiración, o lo tanto que me gustaba los estiramientos que hacías recién levantada... podría estar todo un día tumbado en la cama recordando cuando me dejabas tu olor por las sábanas, o como te levantabas los fines de semana con ganas de despertarme bailando sobre mí.
Recuerdo cuando llegaba a casa los días de lluvia, calada hasta los huesos, y lo mucho que te gustaba ponerte mi ropa, aunque te quedasen las mangas colgando y te pisabas los bajos, recuerdo el tiempo que podía pasarme recorriendo desde la punta de los dedos de los pies hasta tu cintura, y lo que me costaba encontrarme en ella cuando me perdía...
Empecé a escribir sobre ti... y me olvidé de que algún día debería dejar de soñar.

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