miércoles, 19 de mayo de 2010

Un mal día lo tiene cualquiera...


La calle solitaria y mis pasos se clavaban en las paredes como balas,destrozando espejos,y haciendo agujeros,silbaban al revotar algunos y pasar al lado de mis oídos. Eran unos pasos calientes, pesados, llenos de odio, como una bala que sale del fusil del soldado.
Los cristales se dividían en más pedazos al caer contra el suelo, y se resquebrajaban al pisarlos.

Era un día frío, pesaba todo el doble, el roce de la ropa al avanzar por la calle, junto a la fuerte respiración que lanzaba contra el suelo podrían haber despertado a toda la ciudad, de no haber estado vacía.

Seguía mi camino, aunque hoy no sabía lo que me depararía...de repente, una sensación me recorrió todo el cuerpo, no sé explicarlo, pero tuve miedo, dejé de reaccionar, y entonces todos mis pensamientos empezaron a disparar contra mí, las voces se convirtieron en balas y yo, sin saber como empecé a sangrar, me hirieron, por todas partes sangraba, los insultos rozaban mi carne, las miradas atravesaron mis articulaciones, y las palabras que no se decían empezaron a explotar a mi alrededor como minas antipersonas,dejándome sordo...


Estaba confundido, no sabía donde ir, no sabía si quería ponerme a cubierto siquiera, busqué esas palabras de auxilio que siempre estaban ahí pero no llegué a ellas, busqué a la persona que siempre cubría mi retaguardia pero no se encontraba ahí,y entonces me dí cuenta de que estaba completamente solo hoy...Pero no pararé de andar, aunque las heridas me quemen, aunque los oídos me sangren, aunque todo vaya contra mí, siempre seguiré adelante...

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