domingo, 24 de julio de 2011

Mis lágrimas derramadas...





Esperaba sentada la llegada de la tarde, el sol naranja entraba por la ventana,
el resto de la habitación quedaba a oscuras, el sol solo le iluminaba a ella, a su silla, su cigarro encendido y una foto rota de él en el suelo... se había pasado toda la tarde llorando, a medio vestir, sin moverse de esa silla, su mundo, se había terminado, ya nada tenía sentido, cuando se dirigía a por el pan esta mañana era todo lo contrario, había un futuro con más sonrisas, con más despedidas a la luz de la luna, en lo alto de una calle, se acabaron las discusiones, ya no iba a haber más él, ni más ellos.
Esos últimos rayos de sol en su cara, reflejaban la gravedad de la situación, ya no había más ilusiones, mientras, en su cabeza solo se movía la ultima conversación que tuvieron, ojalá no le hubiera dicho esas palabras, ojalá no le hubiera hecho pensar que no le importaba...
pero nada de eso importaba ya, el sol dejó de brillar, la noche acompañaba sus últimas lágrimas, que se secaban en su cara, esa sensación extraña de necesitar llorar y no poderlo hacer más le recorrió toda la espalda.

Su pelo iba perdiendo el color, sus ojos dejaron de ver, las telarañas fueron creciendo, ya nada más importaba, las arrugas se apoderaron de su cara, las pecas desaparecieron, él ya no estaba, se fue con la lluvia de madrugada...

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