domingo, 9 de mayo de 2010

Como un niño en un tío vivo...



Por fin me senté a escribir, hacía mucho tiempo que no paraba para hacerlo, y tuve que viajar mucho para no conseguir nada, hasta que llegué al principio de todo...
Y allí sentado, en la hierba,mirando arriba del todo de la torre, me invadieron los recuerdos, parecía una película, pero sin banda sonora, simplemente un par de enfoques a tu sonrisa y los pensamientos de total felicidad que nunca he olvidado...
Sonreí mientras que recordaba, y la gente que pasaba se quedaba extrañada, mirándome, atónita e intrigada por saber de lo que tanto me reía.
Me tumbé en la fina hierba que sujetaba en su filo algunas gotas de rocío, y mientras mojaban mi pelo las nubes creaban formas que nadie veía,pero las ovejas nos invadían acompañadas de barcos de vela, lágrimas,y todo lo que eres capaz de ver cuando lo único que sientes es felicidad...
El tiempo pasaba, sin demora, sin esperar a nadie, mirándonos con aires de superioridad, y Zéus sentado en un mástil de uno de los barcos sonreía, veía como en malos tiempos la gente encuentra cinco minutos de vida para dedicarle una sonrisa a alguien...puede que una sonrisa a escondidas, o puede que la otra persona no esté ni en la misma habitación, puede que esté reflejada en un espejo y no te preste atención, puede que haya muerto, o que siga viva pero hace tanto que no sabes de ella que puede que no siga viva...pero aún así podemos encontrar cinco minutos de nuestro ocupado tiempo para sonreír...Mientras que pensaba en todo aquello,una música llegaba entrecortada a mis oídos,como tímida, eran unas notas leves de piano, atravesaban desde el otro lado del rió, chocaba con las vigas de la torre y acariciaba la hierba, levantándome poco a poco, y guiándome hasta ella.
Anduve por encima de las gotas de rocío, aplastandolas, la torre, erguida justo encima mía y justo después el puente que devolvía los taconazos de mis pies,y allí estaba el pianista, acariciando las notas, sacándolas de la manga, y justo al lado el tío vivo, que por los años ya no estaba tan vivo, crujía,chirriaba, se quejaba sin hablar, los caballos ya no galopaban,viejos relinchaban de cansancio,y las luces grises por todo el polvo y suciedad ya no tenían el mismo tono que hace años...daba sus últimas vueltas,poniendo todo su esfuerzo por llegar a dar unos últimos suspiros de felicidad...
Nunca monté en el tío vivo, o por lo menos no lo recuerdo, se que me habría hecho feliz, sé que aunque las vueltas terminasen siempre recordaría que una vez estuve encima de él,sonriendo, y gritando de felicidad, sé que habría llorado cuando mi madre se acercase a bajarme y que querría volver a montar pero no sería tan fácil, y me tendría que conformar con saber que me hizo feliz, y que por un momento alcancé la felicidad total, aunque solo fuese por un momento...
Estoy feliz por todo lo que he vivido,seguro que lo estaré por todo lo que me queda y también incluyendo los momentos de tristeza...
La vida es como un tío vivo,hay veces que las vueltas duran más y otras menos,hay veces que se puede repetir y veces que no, hay veces que haces un esfuerzo por seguir adelante con las vueltas y balanceas tu cuerpo de atrás adelante para que el mecanismo de una vuelta más, y otras en las que te cansas mucho antes de empezar...
Yo quiero seguir con la vuelta en la que estoy...

1 comentario:

  1. Una delicia de imágenes sonoras y contundentes. Tu poema se puede tocar y sentir en la propia piel, en cada filo de gota de rocío, en cada taconazo, en cada vuelta del tío vivo que aún cansado siempre parece tener la fuerza suficiente para dar una vuelta más.
    Un besazo poeta!

    ResponderEliminar