viernes, 12 de agosto de 2011

Muriendo entre sus agujas...




En las esquinas de las calles suenan el eco de las balas, la sangre salpica los espejos de los coches, los cristales rotos en el suelo crujen, los altavoces dejaron de sonar y los casquillos rebotan en el suelo, no hay tono de llamada, no hay señal de nada, no hay mañana y puede que el ayer muera hoy...

Escribo todo lo que puedo ver cuando lo puedo escribir mientras el tiempo me roza con sus dedos, mientras me acosa por la espalda, como queriendo algo sexual conmigo.
Los gritos se pueden escuchar al otro lado de la ciudad, donde es de día aún, por encima de los edificios, donde más reluce el sol, donde todo intento de vivir se queda nada más que es eso, un intento...

Las llaves abren cualquier puerta, el mañana por desgracia no llega para todos siempre, y puede que queramos demasiado demasiadas cosas, y no podemos hacer nada más que mirar hacia otro lado, no podemos ni con nuestra propia culpa, solo queremos vivir y vivir bien...

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