Ya no se ven igual las ciudades, todo el mundo a desaparecido,
no es igual que antes, todo va mucho más rápido, todo parece superficial,
todo molesta...
Ya no son iguales las noches, ahora hace más frío,
ya no se escuchan voces, ni ruido de fuentes, ya no hay pelotas rodando...
Ahora ya no hay huellas en la arena, no hay promesas que hacer,
no encuentran las palabras exactas, no hay fuerzas, ni flores en la cama,
ya no hay sorpresas que no te esperes, ni más lágrimas,
ya no hay vida, sino muerte, tristeza y un tono gris que lo envuelve,
ahora empieza la lluvia, empieza la nieve,
hay nubes y, en la calle sigue el verano, sigue la vida...
Este poema es auténtico, parece la vivencia de un viejo experto, y el sentimiento de un alma limpia ¡precioso! melancólico, realista, triste y a la vez relajante... ojalá las huellas frías dejen paso a alguna luz cálida.
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