miércoles, 9 de marzo de 2011

Y seguiré jugando...

Mi sombrero en el suelo, mis cordones mojándose, desatados,
puedo oír como crujen sus nudillos contra mi cuello,
mis pies se levantan del suelo, casi lo toco con la punta de mis dedos.

Casi se oye como deja de correr el aire hacia mis pulmones,
casi se puede oír como late con más fuerzas la sangre por su mano,
hasta su corazón,
se olvida mi vida en los ojos, que, poco a poco se van quedando grises.

Ya no forcejeo, no me he rendido, pero no tengo más fuerzas,
me pesa la sangre, me he quedado sordo y solo me llega un zumbido,
grabe, fuerte, largo,
mi saliva se seca en mi boca, y solo queda polvo,
arena del desierto en mis bolsillos.

Unas punzadas más y habrá terminado conmigo, casi sin ningún esfuerzo,
ya no me quejo y a empezado a darme puñetazos en el estómago,
poca sangre me queda por escupir,
cojo la última bocanada que hay en la habitación, mientras
poco a poco cierro los ojos...

Fin, ha ganado la vida, mañana comienzo de nuevo.

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