miércoles, 9 de noviembre de 2011

Dulce mentirosa...


Hoy he cerrado los ojos,
mientras el sol me alumbraba la cara,
mientras la música se escuchaba tímida,
y una lágrima calló, de mis ojos, al suelo,
desde lo alto del puente.
Hoy cuando cerraba los ojos y el sol me alumbraba,
me di cuenta de todo lo que tenía,
y lo poco que lo cuidé, y de las cosas tan bonitas que decía,
hoy no las eché de menos, sabía que ya no las tenía,
y por eso la lágrima...

Hoy una canción me hizo sentir seguro,
mientras me desprendía de aquellos recuerdos,
que el sol iluminaba,
y el piano sonaba, y el resto del mundo dejó de existir por aquel momento,
y en aquel momento todo lo de más pasó desapercibido,
como si ya nada importase...

Hoy una lágrima me enseñó la verdad,
y que nunca nada dura para siempre, y que tarde o temprano morimos todos,
mientras ese sol naranja me alumbraba
una lágrima cayó desde mis ojos al suelo,
desde el puente en el que estaba...

Hoy no lo eché de menos, lo echaba en falta...

2 comentarios:

  1. Esos dos últimos versos son estupendos, porque una comprende al leerlos que un "siempre" no dura siempre y sin embargo hay un instante en que todo parece eterno...
    Ver caer esa lágrima es como desprenderse de un dolor que va cediendo lágrima a lágrima.
    Un beso, poeta mío.

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  2. Eres auténtico, los pasos solitarios, la luz sin reflejo, un corazón muerto, una lágrima insidiosa, un camino vacío, todo el amor sucumbiendo a un grito ahogado, y más... ahí está tu fuerza, no dejes que la sombra cubra tu grandeza... nunca estarás solo, aunque lo parezca.

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