sábado, 14 de enero de 2012

Hoy no tengo un día diferente...


No tengo de que hablar, me quedé solo, ni hay eco, ni tengo tema de conversación con ese espejo...
No hay música de fondo, ni espero un sonrisa ya,
no tengo reloj que mida mi vida, ni alguien al quien contárselo,
y hace mucho que no escribo nada alegre, por qué será...

No hay humo ya, no más click clack del teclado,
no hay más tinta, ni mirar por la ventada sirve de nada,
no más esperanzas puestas en algo que tarde o temprano va a fallar...

No hay más pasos de baile, ni regalos que no dicen nada,
no hay más palabras al aire, ni momentos íntimos con nadie,
y no me gusta que desaparezca toda mi vida,
pero ya se han olvidado de mi nombre, no se me ve el pelo,
de nuevo vuelven los paseos a solas,
mi voz, mis manos y mis ojos los únicos que me juzgan ya...

No me gustan las mismas cosas, no más ilusión por la música,
ni me mueven las mismas cosas de antes,
solo un cobarde en una habitación vacía...
solo ante un espejo roto, unas pocas notas que no hablan de nada,
unos bolígrafos que ya no escriben, y unos cuantos folios rotos,
una vida que no sé lo que me espera,
no hay estudios, no hay gente nueva,
polvo encima de estos hombros jóvenes...

No hay ganas de empezar, ni despertar,
no tengo ganas de llorar,
no tengo ganas de hablar, ni de quejarme,
no hay más que un par de días buenos en tres semanas de días malos,
no tengo ganas de perder más batallas,
no puedo hacerlo, no tengo fuerzas y sigo a rastras...

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